viernes, 3 de marzo de 2017

De amores imposibles va la cosa.

              -Nuestros pasos marcan el camino de nuestro propio destino.-

Oh, esos amores imposibles 
           de los que tanto suelo escribir, 
                      a los que tanto suelo criticar 
                               y en los que siempre me veo metida. 
Oh, esos amores imposibles...

¿Y qué seríamos sin ellos? 
Sin ese mar de dudas, 
sin aquella margarita perdida en la arena que arrancamos con ansias de "me quiere o no me quiere" mientras pétalo a pétalo van cayendo por el camino, haciendo que decida la suerte por nosotros. 
¿Y si no te quiere? 
Coges otra y vuelta a empezar. 

¿Qué será lo que tendrá este tiempo para aferrarnos tanto a una respuesta que deseamos oír? 
Oh... esos amores imposibles...
Cuanto los necesitamos y cuanto daño nos hacen. 
Necesitamos oír que no somos amados para saber que no siempre se puede conseguir lo que se quiere, necesitamos saber quién está ahí y con qué intenciones, necesitamos agarrarnos a un clavo ardiendo para pensar que no estamos solos, para tomar decisiones estúpidas dejándonos guiar por lo que dice el corazón y no la cabeza. 
Una vez escribí: "No te enamores de un amor imposible porque esos son los peores". 
Y mírame, 
     otra vez aquí,
         jugando una partida que ya tenía perdida desde el principio. 
Pero mi corazón me gritaba: Inténtalo una vez más, no te rindas. 
Y mi cabeza tan sólo pensaba en que una retirada a tiempo es una victoria. 

No me arrepiento de mis decisiones, porque aprendo a luchar el tiempo que estoy en juego, aprendo a defenderme de los golpes certeros, y a ponerme cada vez más armadura. Sólo así, jugando una y otra vez puede que consiga ganar alguna vez. 
Y hasta entonces sólo me quedará decir:
"Oh... esos amores imposibles."

                           

No hay comentarios:

Publicar un comentario