domingo, 12 de marzo de 2017

Érase una vez, en un reino muy muy lejano...

¿Sabes? Siempre creí en las historias de amor.

Siempre quise verme metida en una. En esas historias infinitas y especiales.
Sólo que lo infinito a veces queda atrapado en un momento, en el recuerdo, en ese instante vivido con intensidad. Y una vez que entiendes que los cuentos tienen un final, sabes que su enseñanza viven en nosotros para siempre.

Todos esperan de mí que esté bien, que esté mal, que no haga esto, que no diga aquello, que me olvide, que abra los ojos, que no caiga de nuevo...

              Pero... 
no puedo olvidarme de lo que una vez me hizo tan feliz
y yo no puedo estar a la altura de las expectativas de los demás.

Fui una ilusa por pensar que podría vivir algo así con alguien tan incompleto...
tan...
como yo.

Abrí los ojos,
pero quisiera volver a cerrarlos para cuando despierte, todo seguirá como siempre,
      tú y yo 
siendo felices.

Sin embargo, esa felicidad intensificada... sólo la sentía yo.
 y entonces lo que yo desee, lo que yo quiera... ya no importa.

No voy a fingir más.
Estoy triste.
     Pero lo superaré.
Estoy feliz,
      pero volveré a caer.
Porque soy una montaña rusa de emociones.

Me hunde el hecho de no cumplir las expectativas de los demás,
                  y sobretodo
      de no haber cumplido las tuyas.

No esperaba un para siempre,
                                         pero sí un "y si...".

Porque... ¿y si te hubieses quedado a dormir esa noche?
 ¿y si te hubieras levantado una mañana y me tuvieses a tu lado al despertar?
¿y si hubiéramos ido a correr aquella tarde de domingo en vez de quedarnos en casa?
  ¿Y si...?

                                                 . . .

No puedo obligar a nadie a quererme.
                Yo no querré a nadie como te he querido a ti.
                            Y quizás, a ti no puedan quererte como yo lo hice.

Tendría que haberte abrazado un poco más aquel miércoles de invierno para hoy, tal vez, no echarte tanto de menos. 

Echo de menos tu piel rozando la mía, echo de menos tu apoyo incondicional regañándome cuando sabes que lo hice mal, echo de menos el sabor de tus labios, e ir poquito a poco, descubriendo el verdadero color de tu alma, echo de menos ir a verte mientras escucho tus batallitas que lidias día a día, que me prestes atención, y que cada vez salgan a relucir más y más nuestras heridas y nuestro pasado. Echo de menos tus buenas noches, y tus ojos cansados cuando es hora de irte.

Como cuento, la moraleja ya está escrita. Tú irás por tu camino, mientras yo seguiré el mío. Ya aprendí la lección, a sabiendas de que volveré a equivocarme. Pusimos el punto y final.
Se nos acabó vivir del cuento. Y tú acabarás convirtiéndote en tan sólo un libro olvidado.
Hoy me duele pero tengo el mañana para ser fuerte,

   déjame esconderme bajo las sábanas una vez más,
  prometo que al despertar estaré de pie con una sonrisa.

Tengo en el corazón grietas que algún día conseguiré tapar;
               un pasado oscuro que me sigue atormentando;
                       y una soledad que soporto todos los días al levantarme de la cama.

Ojalá me hubieses sabido valorar.
Ojalá hubieses luchado por mí,
         de esa forma que tan bien se te da para lo que quieres.
Pero con "ojalás" no se va a ninguna parte.

No voy a engañarme con que ya aparecerá otro que me quiera,
que me valore,
                  que 'blablabla... '
No, el tiempo no se encargará de eso, puede que ni exista esa persona,
pero me da igual,
porque lo más probable es que mi corazón ya no esté a disposición de nadie.


Ni si quiera a la tuya.


           Ni si quiera a la mía.

PD: ¿Y si... 
                me hubieses dejado hacerte sonreír sin ningún tipo de compromiso 
                                                                                                                           una última vez?





 Di todo mi oxígeno 
a gente que podía respirar, 
di todo mi dinero 
y ahora ni siquiera hablamos.
Recorrí millas y millas,
pero, ¿harías tú lo mismo por mí?
Oh, ¿sinceramente?
Ofrecí mi hombro
solo para que tú pudieras llorar sobre él, 
te di refugio constante
y una cama para resguardarte del frío.
Ellos me dieron a mí una inmensa tristeza, 
y a cambio yo les di una canción.
que sigue y sigue (sonando).

Te di toda mi energía
e hice desaparecer tu dolor.
Porque los seres humanos están destinados
a emitir o consumir.
¿Sobre qué frase estamos parados?
Porque desde aquí parece la misma,
y solo quedan las cicatrices.

Y todos aquellos que me quieren, 
ellos simplemente me dejaron olvidado,
sin decir adiós. 
Así que antes de salvar a otro, 
tengo que salvarme a mí mismo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario