Y que hoy me sacudo el pasado sin tapujos,
apartándome de quien no me aporte,
en esta ocasión el orden de los factores sí altera el producto
ya que en mi camino acaba siempre la misma piedra.
Ya no pienso en caballeros andantes ni juegos de princesas,
ahora sé, como ya sabía antes,
que valgo más de lo que tu opinión dicte de mí,
que de la torre salgo cuando y como quiera
sin necesidad de nadie más que mi persona.
El sapo se convirtió en villano,
mientras que los monstruos bajo mi cama
me enseñaron la valía de quererme más y mejor.
Mis hermanos resultaron ser como el arco iris,
siempre ahí, cuando les conviene.
Y mis amigos, las estrellas de mi noche,
permanentes en mi cielo desnudo,
pero poco visibles en mis mañanas.
Versos desencadenados, arrítmicos, insulsos,
deseando destejer los vivos colores
de mi tesoro bien oculto.
Reflexionar y luego actuar,
hacer antes de pensar,
amar después de follar,
cantar a la vez que bailar,
rodeada de océano, música,
y tiburones en el profundo mar.
La vida es maravillosa... si la sabes apreciar.
Ridin' down the highway
Goin' to a show Stop in all the by-ways Playin' rock 'n' roll Gettin' robbed Gettin' stoned Gettin' beat up Broken boned Gettin' had Gettin' took I tell you folks It's harder than it looks
It's a long way to the top If you wanna rock 'n' roll It's a long way to the top If you wanna rock 'n' roll If you think it's easy doin' one night stands
"Porque el mito del ave fénix no es un cuento, tan sólo es el reflejo de nuestra propia humanidad."
El ciclo del fénix somos nosotros mismos en varias etapas de nuestra vida.
El tiempo nos apalea desde muy pequeñitos, nos enseña lecciones importantes.
Llega un día en el que todo te sobrepasa,
se te rompe el corazón,
te mueres.
Lo bonito de esto, es cuando renaces de tus cenizas.
Dando una nueva oportunidad a la vida, pero sobretodo a ti.
Me quedo con esa sensación de volver a sentirme desnuda, de ir algo más preparada, de seguir adelante.
Me quedo con esa sensación de renacer de nuevo con una sonrisa de oreja a oreja.
Es como cuando haces el amor, y sabes que vas a llegar al orgasmo. Es justo ese momento.
Antes de llegar al clímax.
Así me siento, en ese estado permanente.
Como cuando tienes hambre y ves muchos platos de apetitosa comida sin saber por cuál empezar.
No siento angustia, es como una acción inacabada pero placentera, de pura inocencia.
Como cuando ves a la persona que te gusta y quieres pedirle un baile, pero no encuentras el momento exacto para cogerle de la mano y llevarla a la pista.
Es estar preparada a lo que se pueda avecinar,
causa y efecto,
tiempo y destino,
tus labios y los míos fundiéndose en un apasionado beso de tornillo.
Hoy soy yo.
Ayer también lo era.
Pero no tanto como lo seré mañana.
Tener el poder de decir: Aquí estoy, allá voy.
Sin arrastrar el lastre del pasado.
Sin cargar más peso innecesario.
Y eso, eso
da felicidad.
It started out as a feeling Which then grew into a hope Which then turned into a quiet thought Which then turned into a quiet word
And then that word grew louder and louder 'Til it was a battle cry
a abrir
un libro viejo que ha estado cerrado mucho tiempo,
y a libro recién estrenado;
a niños
correteando en la playa siendo ellos mismos
y a adultos que juegan al pilla-pilla;
a amor
de dos ancianitos que se besan apasionadamente bajo el sol de verano,
y a dos quinceañeros que rozan sus manos por
primera vez;
a la
libertad de bailar por la calle sin pensar un segundo en los ojos que
te observan;
y a personas que no ocultan su sonrisa de
complacencia;
a día
soleado de domingo,
y a no pensar en el mañana;
a tu
perfume impregnado en la ropa,
y a deleitarse con el recuerdo de tu curva más
bonita;
a
gaviotas reposando en la escasa sombra de la arena,
y a fotografías que salen perfectas;
a poder
con todo, y a dejar las preocupaciones a un lado por un sólo
instante para poder disfrutar de un paisaje maravilloso.
Huele a primavera, sí,
y a ganas de comerse el mundo.
Found my heart and broke it here Made my friends and lost them through the years And I've not seen the roaring fields in so long, I know I've grown But I can't wait to go home
I'm on my way, driving at ninety Down those country lanes singing to Tiny Dancer And I miss the way you make me feel, it's real We watched the sunset over the castle on the hill
Cuanta
verdad tiene esa frase de que las palabritas se las lleva el viento,
así como se lleva la sinceridad, los recuerdos, el amor, el rencor,
las mentiras...
Echo la
vista atrás y observo. Quizás no han creado mejores emoticonos que
los de los monitos del whatsapp. Me representan todos. Porque estoy
ciega, no quiero oírlo, y tan si quiera puedo hablarlo.
Veía
en ti una luz. Como la vi en los demás. Pero resulta que siempre
acabo creyéndome la misma trola de siempre. Os pintáis de
principitos con espada, y escudo, os rasgáis el alma y decís: este
soy yo. El problema es que esa imagen no dura para siempre. Que se
desgasta con el tiempo el guión que teníais montado pero que
siempre es infalible. Una quimera, una bomba de relojería
aplastando sentimientos.
Y dime,
¿lo que sentiste ha sido real? ¿Fue todo de verdad? Yo lo sentí
intensamente. Sin embargo tu red de mentiras se extendió hasta
penetrar en mis venas. Y ya no podía dejarlo pasar más.
Que tal
si eres sincero, no conmigo, sino contigo. Con tus sentimientos, si
es que tienes. Con tus decisiones, si es que puedes. Conmigo, si es
que quieres.
¿Qué
hago yo aquí todavía? ¿Qué hago en medio de tus juegos? ¿Qué
pinto en medio del camino si tú no vas a volver la vista atrás?
Te
creía diferente, pero resultaste ser, como el resto acabó siendo.
No
siento decepción, no siento enfado, la verdad es que... ya no puedo
sentir nada por ti.
Por
fin, he abierto los ojos para ver que ocurre a mi alrededor, he
querido escuchar aunque supiera que no sería nada bueno, y he
abierto la boca para decir: Hasta aquí.
Intenté
recoger tus pedazos uno a uno, estando ahí siempre. Ni supiste
valorarme, ni ver todo el esfuerzo que hice. Ni supiste quererme, ni
mantenerme a tu lado.
No voy
a ir besando a más sapos que con su labia me venden el cuento de su
vida.
¿Cuántas
personas conocerás a lo largo de tu vida?
Esos
amores imposibles que siempre me persiguen. Esas antiguas caras que
quieren volver a mi vida. Hoy puedo mirarlos con suma tranquilidad y
decir que se acabaron estos amores imposibles.
Porque
es tan claro como el agua, tantos quebraderos de cabeza y tantos
tontos encaprichamientos.
Quedé con quien fue el amor de mi vida, mi amor platónico. Estaba nerviosa por volver a
verlo. El corazón pareciese que se me iba a salir del pecho. Me miré
al espejo no una, sino siete veces contadas. Retocando el
maquillaje, las imperfecciones, poniéndome el pelo como sé que le
gustaba, ensayando con mi reflejo algunas frases que tenía
preparadas. Fui delicada con mi vestuario, vistiéndome con aquella
camiseta que tanto te gustaba. Unas gotas de tu perfume favorito y
las emociones a flor de piel.
Estaba
tan, tan nerviosa... Mis mejillas ardían mientras te esperaba en
nuestro sitio especial. Ardían deseosas de tu exhaustiva mirada, de
rozar tu piel.
Me
había enamorado muchas veces, estaba pasando por un mal momento
amoroso, pero nunca había podido olvidar a ese amor imposible que
tan importante fue para mí en el oportuno momento que apareció. Era
de esas personas que te marcan la vida. Que por mucho que sepas que
es algo imposible, se queda infinitamente tatuada en tu piel. Así
era él.
El
momento se acercaba, ya podía ver como caminaba hasta mí con
pasitos cortos, con su mismo caminar de siempre.
Y entonces...
Pasó.
Me
pudieron las ganas y las ilusiones, los recuerdos de lo que fue, de
todos los momentos vividos, y la felicidad que sentía cuando estaba
con él.
Pasó.
Como la vida misma.
Pasó.
Cuando yo ya había aprendido a vivir en el presente.
Y ahí
estaba yo, y ahí estabas tú.
No
podía esperarte eternamente y simplemente, pasó.
Nos
sentamos y nos tocamos. Tú me dijiste que me querías y yo no tenía
respuestas para eso. Sólo podía pensar en disfrutar de esa
agradable charla mientras me contaba su historia y yo le compartía
la mía. Tu mirada llena de vitalidad y deseo. Y mi sonrisa, que ya,
no era la misma contigo
Comprendí
que tuvimos nuestro momento, que me enseñaste grandes cosas, y que
disfruté tanto que pensaba que la felicidad eran tu nombre y
apellidos. Después llegaron más como tú,
vendiéndome sus preciosos cuentos que yo me creí mil y una veces.
Pasó.
Pasó... que no
sentí lo mismo, no sentí cosquillas en el estómago, el gusanito
había muerto de hambre. Y aún así, yo no podía estar más contenta. He aprendido a
quererte, a apreciarte tal cuál, a no exigirte, a disfrutar el
presente, sin pensar en un futuro ni en quizás, sin echar un vistazo
al pasado para perderme en los recuerdos. Sólo tú y yo, ahora,
conversando, como dos desconocidos que se conocen bastante bien.
Y fue
entonces cuando me di cuenta de la importancia de las personas cuando
llegan en el momento justo y te dejan su esencia. Se van. Vuelven.
Otros no. Pero ellos nunca sabrán lo importantes que fueron en esa
etapa de mi vida, no sabrán lo que me han influido a la hora de
tomar mis propias decisiones.
La vida
se compone de momentos infinitos,
algunos finales son algo amargos,
pero
necesarios en nuestras vidas.
Hay que saber tomar lo bueno de ellos, y quedarnos con la moraleja.
Me
siento bien, me siento segura, me siento con un remolino de
sentimientos a los que acabo de quitar la anilla y están por
explotar en cualquier momento.
¿No es
increíble? ¿No es hermosa la vida?
Me
siento viva, me siento humana, me siento como una mariposa que alza
su vuelo guiada por el viento, recién nacida, ingenua, deseando
comerse el mundo.
¿Qué
curiosas son las cosas, eh? Ayer llorando, hoy riendo. Hace un año
creía que no podía seguir, que estaba estancada, que no sería capaz...y
mírame ahora, saliendo adelante poco a poco, manteniéndome a flote,
un salvavidas en medio del inmenso mar.
¿No es
maravillosa la vida? Que tengo el lujo de sentir, de ser débil y
caer, de levantarme y poder con todo, de reír, soñar, llorar, amar,
odiar, crecer, madurar.
Vaya
años... No puedo quejarme, estoy en contínuo aprendizaje, el
mundo me amolda a su forma, mi maestra, guiándome por esta sinuosa
carretera de la cuál yo soy la que elige que camino tomar. Y eso lo hace más emocionante aún, que por muchos baches que haya, soy yo la
que decide cruzarlos o no, que por muchas flechas que me indiquen a dónde
debo llegar, yo conduzco hasta sentirme como un pájaro al que acaban
de sacar de su jaula.
Sí,
tengo preocupaciones, como todas las personas. Al igual que para un
niño su mayor preocupación es jugar incansable hasta dejarse
amoratadas las rodillas como para un adulto en paro, no perder la
casa. ¿Piensas que no es lo mismo? Yo lo veo igual. Cada uno tiene
sus metas y obstáculos, pasando por distintas facetas a lo largo del
tiempo; y también lo hacen las preocupaciones.
Pero
pienso en ese peso que cargo. Pienso, pienso y pienso. Y ya no quiero
pensar más.
Quiero
actuar. Quitarme esa carga que me hace ir más lenta. Y veo que no me
cuesta nada hacerlo.
Nosotros
decidimos qué tipo de peso queremos llevar, si compartirlo o ser
independientes, si dejar que lo lleve otro, o descargar la mercancía,
si regalarlo o moldearlo hasta convertirlo en victorias, y no en
fracasos.
Me
siento libre, me siento feliz, contenta, alegre. Ahora lo entiendo.
Una
noche de Marzo, una joven de ojos tristes se hallaba contemplando una
hermosa luna llena, despejada y sola, sin el arropo de las estrellas.
Y se preguntó cómo no se sentía sola sin ellas. Sin embargo, la
luna no se hunde, si no que sale todos los días a alumbrarnos las
noches de nuestras insulsas vidas vacías. Una despejada noche de
Marzo, una chica de ojos tristes habló a la resplandeciente luna,
pero ésta no respondió. La luna, sabia y cambiante, observa
nuestros pasos, nuestro camino, qué estupidez estar triste cuando
estás vivo, tiene que pensar ella. La joven de ojos tristones lo
entendió. Vaya lágrimas había derramado en vano, vaya curva más
bonita se le dibujó en la comisura de los labios. Qué gran
espectáculo se fundió en el manto de la noche, cuán amigas se
hicieron.
Que
descargada me siento ahora. Renovada de energía, de ideas, de
oportunidades, de libertad, y felicidad. Que difícil se me hizo
soltar la cuerda que con tanto ahínco agarraba, y que fácil me fue
después, cuando la herida vio la luz.
Se
avecinan cambios, momento bonitos y feos, nuevas enseñanzas, y
grandes placeres. Vive, joder, vive, haz que valga la pena el latir
de tu asustado corazón. Siente. Y si te equivocas, te equivocaste.
Errar es de humanos.
Es un año más que te pesa, se queda grabado como otro de esos kilos de más que deseas adelgazar pero que no se van. Está tatuado en tu piel, y ni con jabón se puede quitar.
Un año de malas decisiones, de errores acertados, amores imposibles, caer y levantarse, desgarrarse la carne para conseguir tus objetivos y también dejarlos a medias, un año de idas y venidas, personas que vienen para quedarse en el trasfondo de tu alma, y otras que no saben cómo quedarse, situaciones fruto de lo que tú has creado, y otras, en las que tú no eres el culpable, llantos hasta quedarse dormida, ganas de dejarlo todo con el doble de ganas de levantarse e ir a por todas, de disfraces en la cara, sonrisas infinitas, y miles de historias que no te dejan indiferente.
Un año que me enseña aún más el valor de las cosas, de las personas, y el mío propio. De seguir adelante pese a lo que pase. De no rendirse jamás. De enamorarse y dar hasta las entrañas hasta que llegue "la persona" y no tengas nada para ofrecerle. De quererse a una misma hasta la saciedad.
Me miro al espejo y sólo puedo contemplar a una chica con los mismos ojos con los que empezó esta aventura.
Sigo viéndome igual, con los mismos complejos a través del cristal
pero en mi interior, sólo yo sé las luchas que he tenido que batallar.
Sé cuáles he perdido y cuáles he ganado.
Y hoy me siento orgullosa de la gran evolución que mi corazón y mi mente han dado, los dos juntos, unidos como equipo, aunque a veces uno de los dos se sobreponga demasiado y joda todo.
Los años pasan, y sigues siendo la misma persona.
A veces todo te puede, y otras, puedes con todo.
Es normal.
Por eso mismo, puedes decidir cada día, no ocultarte ante nadie y ser mejor persona.
Hoy me he levantado con ganas de comerme el mundo, hoy voy a ser... la mejor versión de mí.
Lo que no te mata, te hace más fuerte, Lo que no te mata te hace un luchador.
Siempre quise verme metida en una. En esas historias infinitas y especiales.
Sólo que lo infinito a veces queda atrapado en un momento, en el recuerdo, en ese instante vivido con intensidad. Y una vez que entiendes que los cuentos tienen un final, sabes que su enseñanza viven en nosotros para siempre.
Todos esperan de mí que esté bien, que esté mal, que no haga esto, que no diga aquello, que me olvide, que abra los ojos, que no caiga de nuevo...
Pero...
no puedo olvidarme de lo que una vez me hizo tan feliz
y yo no puedo estar a la altura de las expectativas de los demás.
Fui una ilusa por pensar que podría vivir algo así con alguien tan incompleto...
tan...
como yo.
Abrí los ojos,
pero quisiera volver a cerrarlos para cuando despierte, todo seguirá como siempre, tú y yo
siendo felices.
Sin embargo, esa felicidad intensificada... sólo la sentía yo.
y entonces lo que yo desee, lo que yo quiera... ya no importa.
No voy a fingir más. Estoy triste.
Pero lo superaré. Estoy feliz,
pero volveré a caer.
Porque soy una montaña rusa de emociones.
Me hunde el hecho de no cumplir las expectativas de los demás,
y sobretodo
de no haber cumplido las tuyas.
No esperaba un para siempre,
pero sí un "y si...".
Porque... ¿y si te hubieses quedado a dormir esa noche?
¿y si te hubieras levantado una mañana y me tuvieses a tu lado al despertar?
¿y si hubiéramos ido a correr aquella tarde de domingo en vez de quedarnos en casa?
¿Y si...?
. . .
No puedo obligar a nadie a quererme.
Yo no querré a nadie como te he querido a ti.
Y quizás, a ti no puedan quererte como yo lo hice. Tendría que haberte abrazado un poco más aquel miércoles de invierno para hoy, tal vez, no echarte tanto de menos.
Echo de menos tu piel rozando la mía, echo de menos tu apoyo incondicional regañándome cuando sabes que lo hice mal, echo de menos el sabor de tus labios, e ir poquito a poco, descubriendo el verdadero color de tu alma, echo de menos ir a verte mientras escucho tus batallitas que lidias día a día, que me prestes atención, y que cada vez salgan a relucir más y más nuestras heridas y nuestro pasado. Echo de menos tus buenas noches, y tus ojos cansados cuando es hora de irte.
Como cuento, la moraleja ya está escrita. Tú irás por tu camino, mientras yo seguiré el mío. Ya aprendí la lección, a sabiendas de que volveré a equivocarme. Pusimos el punto y final.
Se nos acabó vivir del cuento. Y tú acabarás convirtiéndote en tan sólo un libro olvidado.
Hoy me duele pero tengo el mañana para ser fuerte,
déjame esconderme bajo las sábanas una vez más,
prometo que al despertar estaré de pie con una sonrisa.
Tengo en el corazón grietas que algún día conseguiré tapar;
un pasado oscuro que me sigue atormentando;
y una soledad que soporto todos los días al levantarme de la cama.
Ojalá me hubieses sabido valorar.
Ojalá hubieses luchado por mí, de esa forma que tan bien se te da para lo que quieres.
Pero con "ojalás" no se va a ninguna parte.
No voy a engañarme con que ya aparecerá otro que me quiera,
que me valore,
que 'blablabla... '
No, el tiempo no se encargará de eso, puede que ni exista esa persona,
pero me da igual,
porque lo más probable es que mi corazón ya no esté a disposición de nadie.
Ni si quiera a la tuya.
Ni si quiera a la mía. PD: ¿Y si... me hubieses dejado hacerte sonreír sin ningún tipo de compromiso una última vez?
Di todo mi oxígeno a gente que podía respirar, di todo mi dinero y ahora ni siquiera hablamos. Recorrí millas y millas, pero, ¿harías tú lo mismo por mí? Oh, ¿sinceramente? Ofrecí mi hombro solo para que tú pudieras llorar sobre él, te di refugio constante y una cama para resguardarte del frío. Ellos me dieron a mí una inmensa tristeza, y a cambio yo les di una canción. que sigue y sigue (sonando).
Te di toda mi energía e hice desaparecer tu dolor. Porque los seres humanos están destinados a emitir o consumir. ¿Sobre qué frase estamos parados? Porque desde aquí parece la misma, y solo quedan las cicatrices.
Y todos aquellos que me quieren, ellos simplemente me dejaron olvidado, sin decir adiós. Así que antes de salvar a otro, tengo que salvarme a mí mismo.
-Nuestros pasos marcan el camino de nuestro propio destino.-
Oh, esos amores imposibles
de los que tanto suelo escribir,
a los que tanto suelo criticar
y en los que siempre me veo metida.
Oh, esos amores imposibles...
¿Y qué seríamos sin ellos?
Sin ese mar de dudas,
sin aquella margarita perdida en la arena que arrancamos con ansias de "me quiere o no me quiere" mientras pétalo a pétalo van cayendo por el camino, haciendo que decida la suerte por nosotros.
¿Y si no te quiere?
Coges otra y vuelta a empezar.
¿Qué será lo que tendrá este tiempo para aferrarnos tanto a una respuesta que deseamos oír?
Oh... esos amores imposibles...
Cuanto los necesitamos y cuanto daño nos hacen.
Necesitamos oír que no somos amados para saber que no siempre se puede conseguir lo que se quiere, necesitamos saber quién está ahí y con qué intenciones, necesitamos agarrarnos a un clavo ardiendo para pensar que no estamos solos, para tomar decisiones estúpidas dejándonos guiar por lo que dice el corazón y no la cabeza.
Una vez escribí: "No te enamores de un amor imposible porque esos son los peores".
Y mírame,
otra vez aquí,
jugando una partida que ya tenía perdida desde el principio.
Pero mi corazón me gritaba: Inténtalo una vez más, no te rindas.
Y mi cabeza tan sólo pensaba en que una retirada a tiempo es una victoria.
No me arrepiento de mis decisiones, porque aprendo a luchar el tiempo que estoy en juego, aprendo a defenderme de los golpes certeros, y a ponerme cada vez más armadura. Sólo así, jugando una y otra vez puede que consiga ganar alguna vez.