No fue tu hermosa sonrisa,
ni la primavera en tus ojos,
tampoco la piel en la que te
escondías.
Fue el trasfondo de tu alma,
el brillo de tu mirada,
que me atrajo a ti como la
miel a las abejas,
y me gritaba desesperada:
"abrázame"
pero...
tu ego respondió
"vete".
Yo,
que estaba dispuesta a
todo,
por ti,
hice caso omiso
y me fui.
quemé los recuerdos del baúl
porque si no te tengo ¿para qué los quiero?
Al menos así dan calor-
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