miércoles, 11 de enero de 2017

Sin ton ni son.

Esperaba en aquella parada de buses,
viéndolos ir hacia todas direcciones,
imaginando,
flotando.

Se sentaron muchos desconocidos a mi lado.
Bajaban y subían, subían y bajaban.
Demasiadas palabras vacías y billetes pagados.
La casualidad de estar ahí ignorada,
observando,
pensando.

Hasta que mi corazón latió dos veces.

                           Pum.
                    Pum.
       Pumpum.

Al ritmo de tu parpadeo de pestañas
cuando alcé la cabeza hasta tu mirada.

No fue a propósito pero mi mente
se despejó por instinto,
inexistente.

Me sonreíste.

Y un compás distinto

       sonó en mi órgano muscular inerte.




-Mi más sentido bésame, bésame, besayúname.
Ayúdame a deshacer la cama.
Te comería a versos pero me tragaría mis palabras, por eso mejor dejarnos sin habla.
Perdí el sentido del amor pero no del sarcasmo,
así que te haré el humor hasta llegar al orgasmo.-

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