miércoles, 14 de noviembre de 2018

Jason no revivió esta vez.

Y si mezclamos la mala suerte del trece,

con un martes que te fuiste

como viernes me llamaste,

obtenemos una serie de catastróficas desdichas

en la que la respuesta es simple;

estoy mejor sin ti.

lunes, 5 de noviembre de 2018

Tres veces tú.


Cuando los por qués no tienen el mismo lugar que el cómo.


Algunas cosas no pueden ser dichas con palabras porque ni mi propias frases pueden acercarse ni un ápice a lo que en el corazón se cocina. Un cóctel explosivo del que tú formas parte.

Y me cuestiono a diario, cómo.

Cómo puede ser que una persona, entre tantos mil, sea la que se clave en mi mente como lo hacen tus ojos miel cuando me observas fijamente. No creo en el destino pero sí en las casualidades y agradezco a la vida, y a esa serie de eventos que hicieron que tú y yo nos conociéramos, rozando piel y razones de peso, para vernos, encontrarnos, sentirnos y odiarnos por a veces ser tan iguales pero querernos al respetar nuestras diferencias.
Cómo en dos meses, haces para que sienta que cuando estoy contigo, parezca que llevo viviendo toda una vida a tu lado. Cómo haces para que te sienta como amigo, hermano, novio y padre, sin las barreras y etiquetas que todo el mundo pone.

Y me preguntan todos absortos, cómo.

¿Cómo puedo estar contigo así? Nunca pensé que existiría alguien que aportase justo lo que necesitaba en esta etapa de mi vida; ese compañero que se cruza en mi camino para acompañarme en una parte de mi viaje. Con el que ver la aurora boreal bajo la manta, luchar contra leones de la mano y arrancarnos el sentido a bocados entre sábanas. Y que cuando quiera darme cuenta habrá pasado el tiempo como ya han volado los días hasta llegar a este momento que se me ha hecho como si fuera la calada de un cigarrillo, eterno y breve con el viento. Así me siento. Y sé que llegará ese punto del viaje en el que nos encontraremos con un cruce de caminos, y muchas opciones que elegir, y que nuestros destinos e intereses ya no serán los mismos. Pero aún así, una parte de ti y una parte de mí siempre acompañarán nuestros nuevos rumbos.
Por eso, cuando alguien me pregunta cómo es simple mi respuesta. Yo te quiero tanto, que no te querría de otra forma que no fuera libre. No eres mi posesión, eres una persona que necesita ser entendida como lo que es, con sus quebraderos y sus historias indiferentes a la mía. Yo no puedo escribir tu libro. Pero sí puedo ser partícipe de él en algún capítulo. Y eso es lo que nunca podrán entender por mucho que pregunten, que es que yo nunca te he necesitado ni nunca te voy a necesitar, no eres mi muleta, no eres mi médico de cabecera. Eres esa estrella que aparece en la noche en distintos puntos del mundo, no sólo para mí, a veces iluminas más las noches y otras veces, yaces opaca. Pero por muchas estrellas que haya a tu lado haciéndote la competencia brillando aún más en mi oscuridad, yo te prefiero a ti. Creo que se entiende. Qué es cuestión de elección. No de prioridad.

Y cuando te cuestiones cómo.

Cómo estaremos en un futuro. Vive. Sólo vive. Y disfruta. Porque yo quiero ser la que calce tus zapatos cuando sientas que ya no puedes más, porque quiero que estés cuando tome malas decisiones y me regañes con un: te lo dije. Quiero que seas esa persona que me dé el visto bueno cuando le presente a ese tipo que me vuelve loca. Qué me acompañes en esos momentos tan importantes en mi vida en el que me haga falta ese empujón para seguir adelante. El que me mande postales desde la otra punta del mundo pero me reciba con los brazos abiertos cuando vuelva, pase el tiempo que pase. Del que hablarle a mis hijos y decirles que al final si es verdad que los finales felices existen porque te sigo conservando en mi vida aún habiendo pasado los años. Con el que cotillear sobre chicas y chicos, y decirte el por qué  deberías tener algo serio con el amor de tu vida. El que me vea con el vestido de novia y digas lo pivón que estoy pero que cuando me despierte después de la despedida de soltera, me repitas numerosas veces el careto que tengo.
Un día escribí esto: "...para que te dieses cuenta de que las cosas infinitas todavía existen;... nosotros"
Y mis sentimientos que van evolucionando, no a más o a menos, si no de forma diferente según las variables que se presentan, sigo queriendo enseñarles a las putas estrellas, que joder, a través del tiempo, nosotros seremos infinitud.

jueves, 6 de septiembre de 2018

Gris.


¿Y qué sentido tiene la vida si no sientes?

Sin sentimientos nos libramos del pesar de las pérdidas, 
del vacío de un desolado corazón resquebrajado,
de la desesperanza 
y de los esfuerzos que nunca dan sus frutos.

Pero con ello también anulamos la magia
que nace en las entrañas cuando la escuchas reír, 
la satisfacción de algo bien hecho sin trabas,
la fuerza interna que emerge en nosotros como una lucecita para superar cualquier reto,
la ilusión de los pequeños detalles.

Las lágrimas no siempre son amargas, 

las hay tanto dulces
     como saladas, 

y para poder distinguirlas, 
        tenemos que saborear ambas.


miércoles, 29 de agosto de 2018

La guerrera escondida.


Y ya no anda tras monstruos disfrazados de príncipes azules, 

porque la princesa se acabó convirtiendo en la guerrera

 a la que ya no le atan tus sucias cadenas
                                       y no viste con tules.

 Que lo único que quería era tiempo, 
          que se consume como el humo de un cigarrillo, 

esperando su condena con cada bocanada de viento,

que las horas pasan a minutos y sin embargo cuenta los segundos
                                          que le faltan para estar contigo. 

Que se repite a sí misma que el escudo que guarda, 
                 cuánto más grande, 
más pesada la carga pero a prueba de balas,
                       y ni tus flechas pueden hacerle ya nada. 

Hoy la princesa se ha despertado
 y ha pintado en su cara señales de guerra. 

Nos miramos confusas a través del espejo.
        Porque ella soy yo y yo soy ella, 
               pero tú ya no apareces en el reflejo.

(Des) ama.


Me descolocas.
Y no sé si echarle la culpa al viento o al tiempo. 
Es más, lo intento,
 tratando de juntar los kilómetros de uno en uno
para que los momentos que estemos juntos pasen lentos. 
 Y no te miento, cuando te digo que me descolocas, 
tus miradas me desnudan y me tocan,
 parpadeas, y ya cambia la cosa, una de cal y otra de arena, 
me sé el clásico de memoria, el mismo cuento con diferente persona. 
 Y no me arrepiento, sin dudar ni un segundo repetiría este bello tormento. 
Pero déjame claro tus sentimientos y sé honesto, 
 quiero quererte hasta que se conviertan en uno nuestros acentos,
o marcharme para siempre y odiarte sin argumentos.

Te he mentido.

Te aseguré que jamás volvería
ni a tener una pizca de compasión por ti.
Te prometí que te olvidaría,
cuando pasase el tiempo.
Te juré que no volvería a mirar(te)
ningún estado de whatsapp.
Te he mentido.
Te he vuelto a oler,
en otros cuerpo que no eran tú.
Te he mirado a los ojos
en diferentes colores de iris.
Te saboreé en ese último beso
de aquel desconocido del bar.
Te sentí cuando rompía en lágrimas
y ese amigo de turno me abrazó.
Te volví a releer una y otra vez;
aquellos "te quieros" que alguna vez quizás sentiste.

Pero me he dado cuenta de que los "té"
son más efímeros que una estrella fugaz.
Que te quise, pero que ya no te quiero.