martes, 20 de junio de 2017

Chatarra espacial.


                                                              ¿Y qué escribes...
                                               cuando los versos suenan distintos
                                         como si de repente no pudieses expresarte
                              no por falta de inspiración... sino por exceso de contenido?


Mi corazón ha perdido el compás de este vals
que he acabado danzando sola.

Las rimas vuelan en mi cabeza
como si de un nido de pájaros se tratase,

y mis pies se mueven a la par
que aquella luz que me hace vagas señales.

No sé si cuanto más avanzo,
más lejana la veo.
O que si es un juego de luces,
que me atrapan como a una luciérnaga en busca de su mitad.

Viajé de universo en universo a descubrir planetas nuevos.
Pero sólo hallé vacío.
Un vacío que no lo puede llenar ni un millar de estrellas flotando en el manto galáctico.
Ni por mucho que brille la hermosa luna.

Me llena de tedioso hastío volver a traspasar agujeros de gusano,
persiguiendo cometas que quizás no lleven a ninguna parte.

Dicen que si le pides un deseo a una estrella fugaz, con mucha fuerza, se cumple.

Pero dime cuántos deseos han cumplido los astros, si te quedas ahí sentado, dependiente de un milagro.

Por eso dejé de soñar con anhelos y empecé yo misma a ir tras ellos.
Creando mis propios portales a otras galaxias.
Tras mi propio meteorito,
aunque duela,
aunque queme cuando te acerques.

Las bolas de fuego que alcancé, algunas se apagaron.
Otras me rozaron el alma, dejando heridas inadvertidas.
Y sólo unas privilegiadas, se adentraron bien en el fondo, encontrando una salida.

¿Por qué debería esta vez... volver a la persecución?

Hoy
 prefiero ser yo la que se siente a observar el cielo nocturno,
  a tomar una taza de oxígeno,
         mi propio veneno, 
   que no duele tanto como las magulladuras en las que reposo.

Cuando vea ese cuerpo celeste exiguo,
   apretaré bien los dientes,
     alzaré mis manos a la penumbra
       y gritaré bien fuerte.

Porque hoy es de esas noches que salen por los ojos,
y de las que sólo el paisaje es testigo,

de como una luchadora hinca la rodilla,
a descansar el tiempo que dure un eclipse...

                                                        para luego volver a su odisea.